Carta abierta a un tipo que me hizo amar el handball:
Un día a mi hijo "del medio" se le instaló en la cabeza que quería jugar handball y, como suele pasar con los chicos, el pibe se puso bastante insistente.
Así fue que vinimos a Vélez a ver qué se sabía de este deporte, al que solo conocía de mi paso por la primaria y al que nunca quise jugar; para enterarnos que recién empezaba la actividad.
Eran tan solo 35 chicas y 1 varón, por lo que dudamos que nuestro hijo se quisiera quedar ya que era -es- bastante tímido.
Y así te conocí. Así te conoció toda mi familia.
Tanto que de tener un hijo jugador de handball, ahora tenemos tres.
Y así llegaron los madrugones de los sábados (justo yo que amaba dormir hasta tarde...) y el conocer a otra gente que se hizo entrañable (ya no me imagino sábados sin los mates de Isabel, la charla de Bibi y los gritos de Gladys alentando...); y en todos esos momentos que hoy veo como fotos, aparecés vos.
Después, claro, llegaría el momento de intentar desentrañar qué había cobrado ese referí o qué significaba ese gesto (hoy ya no pregunto tanto y al "gesto" lo llamo "gestoforma"...), y siempre le ponías onda para enseñar, como buen profe que sos.
Muchas veces no estuvimos de acuerdo vos y yo.
Y eso estuvo bien, porque los tipos somos así y no siempre pensamos igual. Pero siempre pudimos hablar.
Cómo olvidar esas largas charlas en el micro volviendo de alguna nueva cancha que mis ojos "descubrían" junto a los chicos.
Fue pasando el tiempo y nuestros chicos (que eran tiernitos) se convirtieron en temibles y formidables rivales para equipos con larga trayectoria, bajo tu batuta de Director (Técnico).
Pero antes que en los muy buenos jugadores que son los Menores y los Cadetes, categorías a tu cargo, los ayudaste a crecer como buenos tipos. Tipos con valores.
Como las cosas buenas se suelen contagiar, también fuimos aprendiendo a ser público de handball y a dar el ejemplo aunque el rival no se comportara de la misma manera...
Y se fueron haciendo carne en nosotros palabras como "subo!" o... "sin foul, sin foul..." que se convirtieron en una especie de himno de guerra para tus jugadores y -por qué no- para nosotros también.
Hoy el camino se bifurca, tan solo se trata de eso. Porque esto no es una despedida.
Tu futuro te lleva a seguir perfeccionándote y por eso te vas a Grecia para capacitarte nada más y nada menos, que con el Comité Olímpico Internacional, que te ha seleccionado para tal fin.
Sabemos que dejás a tus chicos de Menores y Cadetes en excelentes manos, pero qué difícil será mirar al banco desde la mesa de control de juego y no verte como tantos sábados en estos años...!
Por todo esto, querido Juancito, queremos decirte que Vélez Sársfield es y será tu casa siempre...!!!
No te olvides de nosotros.
La Comunidad del Handball de Vélez
PD: Me olvidaba, gracias por enseñarme a amar el handball de esta manera.